En la Sima.
¿y si hubiera sido esta?
O cualquier otra cercana. Pero fue probablemente muy cerca.
José Francisco Ruiz Montoya y Teresa de Quevedo Durán un matrimonio sin hijos que cambiaron el proceso natural de una historia. Ellos fueron como como muchos otras personas, esos matrimonio sin hijos que llegan a gozar la suerte de ternerlos, porque la fatalidad, la miseria, tal vez la enfermedad o la muerte prematura podían ser la causa adecuada para que una madre o un padre abatido permitiera que alguno de sus hijos fuera criado por algún familiar o amistad cercana, con el doloros ero generososo fin de que su hijo o hija llevara una vida sin faltas.
Y así comienza la historia de aquella niña que, con apenas 1 año, comenzó a vivir parte de sus días en cada de José Francisco y de Teresa.
Tal vez la Sima tenga más historias de desdichas y felicidad, pero esta bien uede ser una de esas.
martes, 22 de noviembre de 2016
Cualquier noviembre
En un cementerio de Zújar,
donde cada 1 de noviembre se pasea y se habla de ellos y de tí.
En un cementerio de huesos,
que no de palabras, que no se suspiros, que no de medias sonrisas
Porque quebradas estarán las osamentas, pero no
las palabras vivas, no los suspiros de satisfacción, no las amplias sonrisas
que van aladas hacia tí
donde cada 1 de noviembre se pasea y se habla de ellos y de tí.
En un cementerio de huesos,
que no de palabras, que no se suspiros, que no de medias sonrisas
Porque quebradas estarán las osamentas, pero no
las palabras vivas, no los suspiros de satisfacción, no las amplias sonrisas
que van aladas hacia tí
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